La Dirección General de Tráfico (DGT) tiene preparadas ya para su aprobación dos reformas. Una afectará al Reglamento de Circulación y establecerá un límite genérico de 30 km/h, solo en ciudad y en vías de un carril por sentido.
La otra se refiere al Reglamento de Vehículos y regulará los Vehículos de Movilidad Personal (VMP). Éstos no podrán circular por las aceras, ni por vías interurbanas, tendrán un límite de velocidad de 25 km/h y serán considerados vehículos y, como tales, sus conductores serán sancionados por consumo de alcohol y drogas o por llevar auriculares.
Establecer una limitación de velocidad a 30 km/h no es arbitrario. Un estudio de la OMS (Organización Mundial de la Salud) de 2011 sobre atropellos y velocidad estableció que el riesgo de fallecer como consecuencia de un atropello se reduce como mínimo cinco veces si la velocidad del vehículo que impacta es de 30 km/h en lugar de 50. La medida propuesta puede asegurar la supervivencia en la mayoría de los casos.
En vías de un carril para cada sentido
La reforma de Reglamento de Circulación que implanta una velocidad genérica de 30 km/h en ciudad no abarca todo el territorio urbano, sino que afecta específicamente a las calles de un carril para cada sentido de circulación. La distribución responde a la Ley 80/20. Solo el 20% de las calles soporta el 80% del tráfico, son arterías principales de dos o más carriles o anillos perimetrales. Estas vías podrán tener una limitación de 50 km/h. El 80% restante soporta apenas el 20% del tráfico
¿Por qué a 30?
Establecer el límite de velocidad en 30 km/h no es arbitrario. Un estudio de la OMS de 2011 sobre atropellos y velocidad estableció que el riesgo de fallecer como consecuencia de un atropello se reduce como mínimo cinco veces si la velocidad del vehículo que impacta es de 30 km/h en lugar de 50. La medida propuesta puede asegurar la supervivencia en la inmensa mayoría de los casos.
No solo eso. También reduce un 3% el riesgo de resultar herido grave y un 4% el de sufrir un accidente con víctimas mortales; disminuye el ruido (según un informe del Instituto DKV, de un 33% –a 50 km/h– se pasaría a un 6%); los niveles de dióxido de nitrógeno (en Berlín en torno al 10-15%); hay menos atascos, la circulación es más fluida al asemejar las velocidades de circulación de automóviles y, por ejmplo, ciclistas (en Pontevedra se ha logrado una reducción del 70% en el centro); mejora la convivencia entre diferentes usuarios y fomenta el uso de modos más activos y saludables.
Fuente: dgt.es